Brujo rúnico

Chapter 23: Reino Santo de Roble



Kelart había pasado los últimos dos días tratando de pensar en cómo era posible que un país enviara a su monarca como líder de una delegación que tenía como objetivo verificar si era seguro establecer relaciones con otra nación. Para la Suma Sacerdotisa hacer eso solo pondría la vida del gobernante en peligro innecesario, sin mencionar el caos que se desataría si una propuesta como esa se daba en Roble.

Entonces, ¿por qué Morgan Le' Acser estaba a bordo de un barco de la armada de Elion siguiéndolos en su viaje de regreso al Reino Santo? Solo de pensar en los posibles problemas que podrían surgir de esa situación le estaba provocando calambres.

El día que debían partir de la isla Kelart notó un solo barco atracado junto al suyo y al de Lurent, era grande, más que el de Roble, aunque no por mucho, y ondeaba la bandera de la Isla. En la cubierta la tripulación conformada por algunos Onis, un par de hombres-lagarto y el mismo Libio, esperaban la llegada de la delegación que se iría con ellos.

Para ese punto Kelart ya era consciente de que estarían guiando a los enviados de la isla, aunque aún no estaba segura de quienes serían. Supuso que enviarían a alguna de las llamadas Sombras y eso sería todo. Por eso no fue capaz de ocultar su sorpresa al ver llegar a la reina Morgan junto con una sirvienta tan bella como la que conoció unos días antes, pero que al verla Kelart no podía evitar sentirse incómodo.Aparte de las dos ya mencionadas, Thorner también las acompañaba y, finalmente, había una decena de caballeros vestidos con armaduras negras que cubrían todo su cuerpo y rostro.

Frente a Kelart estaba la delegación elegida que constaba de una reina, un noble, una doncella y diez caballeros. Si no hubiera visto la seriedad con la que Morgan anunciaba a quienes la acompañarían en la misión, habría pensado que se trataba de una mala broma. Pero por mucho que su cerebro no pudiera comprender el motivo de tal selección, no era su lugar el cuestionar las decisiones de la realeza extranjera por lo que sin decir nada simplemente esperó a que todo estuviera listo y pudieran zarpar.

Aun así, como la persona que había ofrecido la invitación, era responsabilidad de Kelart asegurarse de que sus invitados estuvieran bien y no hubiera ningún inconveniente, pero al pensar en la llegada de una reina semihumana al reino y la reacción de su hermana solo quería arrojar esa responsabilidad lo más lejos posible.

En poco más de 4 horas estarían arribando a Prart y desde allí sería un viaje en carruaje de un día hasta la capital. Estaba un poco preocupada por el trayecto hasta Hoburns ya que, si bien el trayecto entre ambas ciudades no es muy largo, lo cierto es que la seguridad puede no ser tan efectiva.

Debido a la guerra contra las tribus semihumanas, la mayoría de los soldados están apostados en la Gran Muralla y zonas estratégicas para el conflicto, dejando la seguridad del interior en mano de la orden de paladines. Sin embargo, debido a la mentalidad de remedios de proteger la capital a toda costa, son pocos los paladines enviados para la seguridad de otras partes del reino creando una falta de personal de seguridad mientras más lejos de la capital uno avanzara, lo que a su vez condujo a un aumento en el bandidaje.

Claro, Remedios no actuaba de mala fe, ella genuinamente creía que esa era la mejor forma de proceder ya que, en sus palabras, "si sus aldeas y ciudades caen vendrán a buscar refugio a la capital, así que este debe ser el lugar más protegido del reino". Pero ese tipo de actitud ha causado un gran disgusto hacia la orden por parte de los ciudadanos, aunque gracias a los dioses no ha escalado a un asunto más grave.

Mientras pensaba en todo eso, Kelart vio a Morgan salir a la cubierta del barco antes de que dos grandes alas de dragón morado oscuro surgieran de su espalda y la elevaran en el aire. Morgan voló un momento como sintiendo la libertad de aquella experiencia antes de dirigirse al barco de Roble.

- A estas alturas no debería sorprenderme, pero creo que es simplemente imposible – comentó Kelart con una sonrisa cuando la reina aterrizó.

- Je, eso no es nada realmente. Si vieras a Tiaamat en su forma draconica seguro tendrías un ataque al corazón – se rio Morgan mientras a Kelart se le secaba la garganta a escuchar aquello. – Quería preguntarte, y quiero que seas sincera, ¿habrá problemas con mi raza una vez que lleguemos a tu reino?

- Esa es una pregunta difícil, Lady Morgan – dijo Kelart con un suspiro. – A la Reina Santa no le importará, y los nobles ya han escuchado sus descripciones del informe de Lurent. Sin embargo, el Reino Santo está atravesando una guerra contra las tribus semihumanas desde hace mucho tiempo y en las personas se ha creado un sentimiento de rechazo por todo lo no-humano. Para ser sincera, incluso los Tritones que viven en nuestro reino a veces son discriminados. Para responder a su pregunta, no debería haber problemas con usted o cualquiera que venga de la isla de Elion ya que nuestra guerra no es con ustedes, pero al mismo tiempo es posible, y hasta probable, que nos topemos con gente que no pueda entender algo tan simple como eso.

- Mientras ese tipo de idiotas no tengan ningún poder, no creo que sea un problema – y con esa frase la expresión de Kelart se hundió. – Parece que si hay idiotas con poder. ¿De quien se trata? Necesito saber de quien debo esperar un ataque.

- No la llamaría idiota, solo extremadamente entusiasta en sus ideales – Kelart estaba tratando de encontrar una buena manera de decirlo.

- Eso suena exactamente como un idiota. Y bien, ¿quién es?

- La Gran Maestra de la orden de los Paladines, Remedios Custodio – finalmente lo soltó entre suspiros.

- ¿Dijiste Custodio? – preguntó Morgan como si no supiera nada. – Así que es tu familiar, y cercano por lo que deja ver tu preocupación por su actitud.

- Es mi hermana mayor, también una de las consejeras de mayor confianza de su majestad.

- Y una intolerante supremacista humana, ¿no es así? – Kelart no pudo responder y solo bajó la cabeza. – Entiendo las guerras, nosotros mismos hemos librado varias en el pasado, por eso puedo comprender el resentimiento del pueblo y como asocian todo lo no-humano con quienes les han hecho daño. Lo que no entiendo es como alguien que está a cargo de una de las fuerzas militares más importante del país cometería tal estupidez. ¿Solo porque alguien no es humano lo hace mala persona? Me parece absurdo. Kelart, como ya he dicho, me agradas y debido a eso te prometo no matar a tu hermana ni romper la posible relación entre nuestras naciones debido a ella, sin embargo, y quiero que lo transmitas a tu reina lo más pronto que te sea posible, no toleraré insultos ni desaires. Si tu hermana busca problemas, solo prometo salvar su vida y nada más - dicho eso Morgan extendió sus alas y volvió a su propio barco dejando a Kelart aun más preocupada que antes.

Un rato después los tres barcos estaban atracando en el muelle de Prart. Después de una breve conversación por parte de Kelart con los oficiales del puerto a quienes les explicó que el tercer barco era un barco oficial con una delegación extranjera que era esperada por su majestad, decidieron que, ya que aun no era medio día, sería buena idea emprender el camino a la capital enseguida.

Cuando Kelart iba a mandar a buscar un carruaje para sus invitados, uno de los caballeros negros (como los había nombrado en su mente) bajó del barco seguido por dos Sleipnir como los que los transportaban en la isla, y una vez abajo estiró la mano y pronunció:

- [Invocar Transporte: Carruaje Real]

En Yggdrasil aquellos que pudieron desarrollar sus propios reinos debían diseñar su propia orden de caballeros. Estos caballeros tenían un nivel máximo de 40 y poseían las habilidades de combate esperadas de ellos, pero también poseían habilidades que eran únicas para los caballeros NPC de un reino, un ejemplo de eso era la habilidad de invocar carruajes para "el transporte seguro" de la realeza.

El caballero enganchó las creaturas al carruaje y volvió a subir al barco para salir minutos después seguido por el resto de su delegación. Mientras todo eso ocurría los oficiales del muelle, marineros, pescadores y cualquiera que por a o por b estuviera en aquel lugar solo miraban en estado de shock, primero a las bestias a las que casi nadie había visto en su vida y luego la poderosa magia (que no era ni poderosa ni mágica realmente) del caballero.

Cuando Morgan, Lilith y Thorner salieron a cubierta y fueron vistos por los ciudadanos de Roble las reacciones fueron mixtas. Por un lado, estaban los que quedaron encantados con la belleza de Morgan y Lilith, cuyos rasgos demoniacos solo se hacen visible en su modo de batalla; por otro lado, había quienes estaban más interesados en saber de donde provenía aquel barco y sus integrantes; y finalmente estaban aquellos que, al notar los cuernos y escamas de Morgan, entraron un poco en pánico pensando que la guerra los había alcanzado.

Ignorando el alboroto causado por su presencia Morgan, Lilith y Thorner suben al carruaje y antes de cerrar la puerta, Morgan invitó a Kelart a viajar con ellos, a lo que esta aceptó. En el muelle los murmullos no se hicieron esperar ¿Quiénes eran esas personas? ¿Por qué la Suma Sacerdotisa estaba con ellos? ¿Por qué a un semihumano se le permitía entrar al reino? Ese tipo de preguntas se repetían una y otra vez.

En algún punto alguien que tenía contactos entre la guardia del pueblo pudo enterarse de la identidad de aquellas personas, enviados oficiales de una nación extranjera. Cuando la noticia se corrió la gente estaba tratando de adivinar de que país venían esas personas, la posibilidad más grande era que pertenecían al reino dragón debido a los cuernos y las escamas, pero era de conocimiento público que la única persona con sangre de dragón allí es la reina en persona y sería imposible que un país mande a su reina en una misión tan peligrosa ¿cierto?

Sin saber de los pensamientos de la gente, el convoy de tres carruajes en los que viajaban Morgan, sus asistentes, Kelart y los nobles que la acompañaron a la isla, protegido tanto por paladines de Roble como por caballeros dragón de Elion, avanzaba por los caminos rurales dejando atrás el paisaje verde y floreciente del reino.

Morgan hizo algunas preguntas referentes a la vegetación, las frutas y los alimentos producidos en Roble, y Kelart estuvo feliz de dar respuestas. Thorner, aprovechando la conversación, se interesó por los metales que exportaba el Reino Santo, así como las armas que forjaban y el trabajo de sus herreros en general.

Durante el trayecto Kelart decidió estudiar el libro que Morgan le obsequió y, ya que tenía a la mujer al lado, consultarle lo que no entendiera.

- Lady Morgan, ¿acaso usted es una lanzadora divina? – preguntó después de un rato. – Quiero decir, me obsequió este libro que contiene tanto conocimiento sobre magia divina que no encuentro otra explicación para que usted lo posea que esa.

- Je, podría decirse que en cierto modo soy una lanzadora divina – respondió Morgan con una sonrisa. – Pero si somos técnicos al respecto la respuesta es no. Soy una maestra de grimorios, lo que significa que puedo usar diversos sistemas mágicos mientras tenga los libros adecuados, por eso tenía un libro sobre magia divina.

- No creo haber oído sobre un maestro de grimorios antes ese debe ser…

- Majestad, disculpe mi intromisión – la voz de uno de los caballeros dragón interrumpió el comentario de Kelart. – Detectamos la presencia de lo que parecen ser bandidos más adelante.

- ¿Oh? Eso es conveniente. Kelart ven conmigo, te mostraré lo que es un maestro de grimorios en persona – diciendo aquello ordenó detener el carruaje y bajó del mismo seguida de cerca por la criada. – Thorner, no creo que tarde demasiado así que puedes quedarte aquí.

- Como ordene mi reina.

- Caballeros dragón, protegerán los carruajes y a quienes se quedan aquí con su vida.

- Si, mi reina. Bien, nos vamos ahora – al decir eso 5 libros parecidos al que le obsequió aparecieron flotando a su alrededor antes de que uno se abriera justo frente a ella – ¿Puedes usar el hechizo [Vuelo]?

- Si, Lady Tiamat.

- Bien, entonces sígueme – dijo estirando sus alas y despegando seguida de cerca por su criada a quien le habían crecido un par de alas negras que parecían hechas de pura oscuridad.

Kelart, dominada por su curiosidad decidió que no estaba mal ver qué era lo que quería mostrarle aquella reina, es más, si le mostraba su poder de ataque le estaría entregando información valiosa a alguien de un reino extranjero. Al menos eso era lo que se decía la sacerdotisa a si misma para no pensar en lo que ocurriría si algo le llegara a pasar a Morgan.

Después de un par de minutos pudieron notar a varias figuras ocultas entre la espesura del bosque a los lados del camino. Era obvio que eran bandidos por sus vestimentas y la calidad de sus armamentos. Kelart observó como la mirada risueña y relajada que Morgan siempre mantenía se transformaba en una máscara de fría indiferencia mientras miraba a los bandidos.

- Ya que eres una lanzadora divina los derrotaré usando tu escuela mágica, observa – otro de los libros que flotaban a su alrededor también se abrió de golpe frente a ella mientras levantaba su mano en dirección a los criminales. – [Cadenas de Maldición]

En Yggdrasil era un hechizo de 4to nivel cuya función era simplemente "capturar a los malvados", es decir, mientras menor fuera su karma más fuerte se volvían las cadenas, aunque su tradición decía algo como "mientras más oscura sea el alma, mayor será el tormento" lo que podría explicar por qué algunos de los bandidos simplemente habían sido encadenados e inmovilizados mientras que otros también estaban dando gritos y rogando clemencia.

Pero Morgan no era del tipo de persona que perdonaría a la escoria como esa por lo que, ante la atenta y anonadada mirada de Kelart, cambió la pagina que mostraba el libro y, señalándolos nuevamente pronunció:

- [Juicio de Azbogah]

Esta vez el efecto del hechizo incluso dejo a Morgan en shock ya que no lo había probado con anterioridad. El cielo, justo sobre los bandidos, pareció abrirse y un par de ojos dorados miraron hacia abajo antes de tornarse rojos. Un momento después los gritos de agonía cesaron y los cuerpos sin vida de 27 bandidos cayeron en la soledad del bosque.

- Parece que son todos los que estaban aquí, sin embargo, creo que su base debe estar cerca si había tantos de ellos, que dices ¿damos un paseo? – preguntó Morgan.

- Mi señora, recuerde que este no es su territorio, no puede ir por ahí simplemente matando gente, aunque sean una patética excusa de gusanos – Lilith dijo en un tono carente de emociones.

- Oh, vamos Lilith. Son solo bandidos, le estaría haciendo un favor al Reino santo ¿o no?

- Ese no es el punto. Si quiere hacer algo al respecto le sugiero que haga la solicitud directamente a la Reina Santa para que ella le de el permiso de ir a cazar cabezas en sus dominios.

Morgan hizo pucheros, pero estuvo de acuerdo antes de volver a emprender el camino de vuelta al carruaje, aunque dejo a un Kashin Koji en la zona para que se encargara de encontrar la base de los bandidos.

Kelart por su parte trataba de descifrar que fue lo que pasó hace unos momentos. No le importaba realmente si Morgan decidía matar a todos los bandidos, aunque probablemente sería un golpe para el orgullo de la orden si algún extranjero llegara a hacer lo que se supone que es su responsabilidad, serviría para ver si Remedios entra en Razón. Lo que realmente la tenía sumergida en sus pensamientos fue el despliegue de magia tan absurdo del que fue testigo.

El primer hechizo usado, [Cadenas de Maldición], es un hechizo que ya había visto en el libro. Nivel 4, útil para capturar y someter al enemigo y capaz de aplicar daño a los malvados, pero lo que no esperaba era el nivel de daño que recibirían algunos. Al preguntar por esa disparidad un rato después Morgan le explicó que el hechizo causa más daño a aquellos con almas más corruptas y dañadas. Las simples implicaciones de aquello dejaron a la sacerdotisa aún más pensativa.

El segundo hechizo por otro lado no podía encontrarlo en ninguna parte del libro lo que podría significar que: 1) era un hechizo secreto del reino de Elion o 2) se trataba de un hechizo mayor al 5to nivel, lo que por si solo desencadenaba una serie de problemas en sí mismo.

Kelart, después de haber sido testigo de aquella demostración, se concentró en estudiar el tomo de magia divina y hacer todas las preguntas que le vinieran a la mente las cuales Morgan estaba feliz de responder.

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Wenaaaassss

¿Qué tal el capítulo? Morgan llegó al reino santo pisando fuerte y ya ha comenzado su plan para conseguir una aprendiz ¿la conseguirá?

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Nos vemos!!!!

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