Chapter 5: Capítulo 4: Una escuela extraña
Estando ya adentro de la escuela, me encontraba caminando hacia mi próximo destino, cuando una voz a mis espaldas me arrancó de mis pensamientos. De acuerdo con mi propia "fuente", esa voz podría ser catalogada como algo mucho más molesto que veinte chihuahuas ladrando al mismo tiempo, lo cual ya era decir bastante.
Al girarme para ver de qué se trataba, me encontré cara a cara con una chica de cabello negro azabache y un chico rubio que, por su aire de superioridad y su rostro casi aristocrático, parecía sacado de una novela de clásicos. Según lo que recordaba haber oído, ese chico debía ser de la familia Kouenji, por lo que su actitud activa no me sorprendió.
"¿Por qué me miraste?", preguntó la chica, con una voz altanera que casi me hizo dar un paso atrás. No le importaba lo molestaba que era su presencia, ni la incomodidad que causaba con su tono despectivo. De hecho, parecía disfrutarlo. Como si su existencia fuera tan importante que los demás tuviéramos que someternos a su presencia.
Mirando la actitud de esa chica me di cuenta que tenía unos cuantos problemas, espero no encontrarme nunca con alguien como ella.
"Johojo, miro lo que tiene un buen aspecto, pero cuando veo el interior de este producto, me dan náuseas por haber perdido mi tiempo observando algo tan feo", dijo ella, con una risa burlona que sonaba como una mezcla entre desprecio y diversión. disfrutar Parecía de su propia crueldad.
¿Así eran todos los estudiantes de aquí secundaria? No quería sonar como alguien que juzga a las personas por su apariencia, pero honestamente, no pude evitar pensar que esa pareja encajaba perfectamente. La arrogancia de él y la actitud venenosa de ella parecían complementarse de manera enfermiza. Un par de egos inflados, flotando en su propia burbuja de autocomplacencia. En ese instante, me encontré deseando no tener que compartir un salón con personas como ellos. De ser así, sería un completo desperdicio de neuronas y tiempo.
Decidí no prestarles más atención, no quería involucrarme en esa especie de pelea sin sentido entre perros y gatos. En lugar de seguir escuchando sus comentarios, me dirigí hacia el tablero de anuncios que estaba cerca. En él, había un mapa de las instalaciones de la escuela. Necesitaba orientarme, no tenía ganas de perderme en este lugar tan grande.
Luego de pasar unos segundos mirando el mapa ya había memorizado todas las zonas que indicaba. Una vez que sintió que tenía claro el recorrido, decidió comenzar mi camino hacia el gimnasio, donde se nos realizaría una ceremonia de bienvenida. No quería llegar tarde, aunque no sabía exactamente qué esperar de esa ceremonia. Lo que sí sabía era que necesitaba mantenerme alejado de esas personas que, aparentemente, se sentían tan por encima de los demás. Prefería centrarme en mi propio mundo, lejos de las actitudes tóxicas de los demás.
Durante mi recorrido por la escuela, no ocurrió nada especialmente interesante. Solo estaba yo, completamente solo, rodeado de algunas personas que iban y venían, como siempre. Nada que me sorprendiera, nada fuera de lo común.
Cuando llegué al gimnasio, parecía que ya habían llegado varias personas. Los carteles en las paredes indicaban con claridad dónde debía colocarse cada clase. Según lo que entendí, cada grupo tenía alrededor de 40 estudiantes, por lo que las clases A y B ya estaban bastante completas. Sin embargo, noté que aún faltaban algunos estudiantes en la clase C y varios en la clase D. ¿ Acaso había algún patrón en cómo se distribuían ? No era algo que me importara demasiado, pero me quedé pensando en eso por un momento.
Decidí dejar esos pensamientos a un lado y me senté en un rincón, al costado de una chica que llamaba mi atención. Tenía el cabello lavanda, atado en una trenza que caía delicadamente sobre su hombro izquierdo. Mi capacidad de apreciar la estética femenina es bastante limitada, pero no puedo evitar reconocer que, según mis propios estándares, esta chica era realmente bonita. Para no hacerla sentir incómoda, simplemente hice un ademán con la cabeza, saludándola de manera sutil, a lo que ella respondió con un ligero movimiento de cabeza, imitando mi gesto.
Decidí no seguir mirándola para evitar que se sintiera observada. Mi atención se desplazó hacia las demás clases. En la clase A, había varias personas con apariencias... digamos, bastante únicas.
Entre los chicos, destacaba un calvo con expresión seria. Parecía el tipo de persona que se tomaba todo demasiado en serio. Su postura, su físico, todo en él sugerencia que tenía una disciplina férrea, tal vez más de la cuenta. Un poco más lejos, noté a un chico con el cabello rubio atado en una corta cola de caballo, que actualmente estaba conversando con un grupo de chicas de su clase. . Finalmente, un tipo de aspecto 'aterrador', siendo alto y de hombros anchos me llamó la atención, que se parecía al de un anime que vi.
Luego estaban las chicas de esa clase, parece que la escuela había tenido bastante cuidado con la apariencia de las chicas, pero dejando eso de lado la que más me parecieron agradables a la vista fueron dos chicas de cabello blanco, las dos parecieron haberse reunido con otras chicas de su clase, pero otra chica que me llamó la atención tenía el cabello morado, pero al parecer no estaba demasiado interesada en interactuar con los demás como otra de sus compañeras que tenía su cabello negro atado en una larga cola y sus medias hasta los muslos que me hicieron preguntarme. como se sentiría una almohada de regazo...
Sacudí la cabeza para despejarme y aparté esos pensamientos erróneos. Mi mirada se desvió hacia una chica menos "estimulante", por así decirlo, pero no menos interesante. Sostenía un bastón, lo que me hizo pensar que probablemente tenía alguna discapacidad. A pesar de eso, había algo en ella que la hacía destacar, algo en su esencia que la hacía brillar, como si su presencia fuera más fuerte que cualquier limitación física. Sin duda, debía de tener una mente brillante, algo que compensaba cualquier dificultad que pudiera tener.
Habiendo perdido todo interés en la clase A, dirigí mi mirada hacia la clase B, que ya tenía a todos sus integrantes organizados y acomodados. La atmósfera en ese grupo parecía diferente, más animada y llena de vida.
Mis ojos se posaron rápidamente en dos chicas que destacaban por su increíble similitud. Ambas tenían el mismo tono de cabello rosa fresa, un color vibrante que llamaba la atención a primera vista. Además, parecían estar muy unidas, compartiendo una cercanía que hacía evidente que probablemente eran hermanas. Sin embargo, aunque su apariencia era casi idéntica, sus personalidades parecían bastante distintas. La chica que parecía tener más "personalidad" era la que arrastraba a la otra, como si fuera la líder del dúo. Su energía era contagiosa, y no dudaba en tomar la iniciativa de hablar con los demás, mientras que la otra, aunque igualmente atractiva, parecía más reservada y algo más tímida.
Decidí no seguir observando a las chicas por más tiempo y dirigir mi atención hacia el resto de la clase. Mi mirada se posó en un chico que me llamó la atención por su apariencia madura. Tenía el cabello morado, algo inusual en comparación con los demás, y su presencia parecía desentonar con la atmósfera animada que predominaba en la clase. Su postura y su expresión mostraban que probablemente no compartía el mismo nivel de entusiasmo que los otros estudiantes. Parecía alguien más serio, tal vez incluso un poco distante, pero antes de que pudiera seguir pensando en eso, una chica de la clase B, cuyo comportamiento era tan impredecible como el de un gremblin travieso, lo arrastró sin miramientos a la conversación grupal. Su energía era tal que, aunque él claramente no tenía ganas de unirse, no pudo evitar ceder ante su insistencia.
Así que eres parte de esa clase, ¿eh?
Perdiendo rápidamente el interés en esa clase que parecía ser la más blanda en cuestión de actitud dirigí mi atención hacia mi clase, viendo a la chica de cabello lavanda mirándome de manera rara por haber estado mirando a las demás clases... o los más probables por haber prestado tanta atención a las chicas.
"Se lo que piensas de mí, pero solo estaba mirando las demás clases", murmuré en su dirección, asegurándome de que mis palabras no eran escuchadas por los demás, para evitar que pensaran que algo extraño estaba sucediendo.
''Lo que tu digas... pervertido '' la última parte la dijo en un tono aún menor del que yo le había hablado, pero gracias a mis agudos sentidos la pude escuchar llamándome pervertido.
'¡Váya! Lo arruiné' pensé para mí mismo, mientras sentía una punzada de incomodidad. Un suspiro mental recorrió mi mente mientras me lamentaba por la mala impresión que había dejado. Solo esperaba que no comenzaran una circular extraños rumores sobre mí. No necesitaba más problemas de los que ya tenía.
Decidí no cavar aún más mi tumba, así que dejé de mirar a las demás clases y, por un momento, simplemente cerré los ojos. Intenté relajarme, esperando que, por fin, alguien dijera que podía retirarme. No quería seguir involucrándome en situaciones incómodas.
Después de unos minutos, el director, un hombre de presencia autoritaria llamado Narumori Sakayanagi, subió al escenario. Comenzó a dar un discurso, pero debo admitir que me pareció sumamente aburrido. Miré alrededor: en mi clase, solo unos pocos parecían estar prestando atención a sus palabras. En cambio, las clases A y B se mantenían tranquilas y serenas, como si cada palabra del director fuera de la máxima importancia. Fue entonces cuando dirigió la mirada hacia la clase D. La escena allí era completamente diferente. En lugar de escuchar al director, algunos estudiantes se dedicaban a sacar mocos, otros se miraban en espejos portátiles, y unos más se distraían mirando a las chicas de su clase. Solo unos pocos de ellos parecían estar prestando atención, y esa cantidad era tan pequeña que podría contarlos con los dedos de una mano.
Al finalizar su discurso nos presentó a los que serían nuestros profesores titulares, aunque solo presté atención al profesor de mi clase. Pero justo cuando pensé que finalmente podría retirarme de mi salón de clases, el director destrozó mis esperanzas al anunciar que ahora era el turno del presidente del consejo estudiantil.
En ese momento, la desmotivación me invadió por completo. Decidí hacer como si estuviera escuchando, pero en realidad, mi cerebro estaba completamente apagado. Ignoré el aura que emanaba el presidente del consejo, esa especie de presencia imponente que parecía eclipsar a los demás con su poder. No quería involucrarme más de lo necesario. Solo esperaba que todo esto terminara pronto.
Finalmente, después de lo que parecía una eternidad, el presidente del consejo se retiró, y el director Sakayanagi retomó la palabra para indicarnos que ahora sí podíamos ir a nuestros respectivos salones de clase.
Mi mente ya estaba pensando en lo que me esperaba al final de este proceso interminable, mientras me levantaba con desgano y me dirigía hacia la salida. El ambiente seguía cargado de una extraña mezcla de formalidad y aburrimiento, y me preguntaba cómo serían los días venideros. Pero por ahora, lo único que quería era encontrar un lugar tranquilo donde pudiera desconectarme de todo ese caos. Aunque lamentablemente no tuve esa oportunidad.