Classroom of the elite: Ayanokouji Kiyotaka en clase C

Chapter 6: Capítulo 5: Sistema S



Recién hacía unos minutos que había terminado la ceremonia de apertura, y me encontraba en camino hacia un entorno completamente desconocido para mí: un salón de clases .

Nunca antes había interactuado con algún estudiante de secundaria común y corriente, aparte de Nanase Tsubasa. Siendo honesto, las conversaciones que había tenido con Matsuo eran aún menos relevantes, pero al menos, gracias a los numerosos libros que había leído a lo largo de mi vida, podía comprender en cierta medida la psique de un ser humano 'normal' a través de sus acciones. Claro, esto era solo una teoría. No sabía qué tan precisa o útil podría ser esa información en la vida real, ni cuántos de esos conocimientos estaban distorsionados por la conveniencia de las tramas literarias que tanto me habían entretenido.

Antes de entrar al salón, decidí darme un pequeño respiro y me dirigí al baño. No tenía ninguna intención de ser el primero en llegar a esa aula vacía, y aunque la clase comenzaría a las 8 en punto, prefería esperar unos minutos para evitar entrar en una situación incómoda. Además, sabía que este sería el primer encuentro real con mis nuevos compañeros, y no tenía muchas ganas de que me vieran como alguien demasiado ansioso.

En el baño, me encontré con un chico de cabello morado de pie frente al urinario. No quería incomodarlo, así que decidí no hacer ruido y, en su lugar, me metí en uno de los cubículos para pasar el tiempo. Allí, en la relativa tranquilidad de la habitación, me dediqué a reflexionar sobre cómo había llegado a este punto. Si alguien me hubiera visto tomando esa decisión, probablemente me habría sugerido que aprovechara para explorar el campus, pero no era mi intención. Prefería no encontrarme con nadie, especialmente con desconocidos que pudieran sacarme de mi zona de confort.

Al final, me pareció mucho más sensato quedarme en el baño y esperar hasta que fuera el momento adecuado. Conociéndome, lo más probable es que, si hubiera salido, habría pasado horas dando vueltas por el campus, buscando las cámaras de seguridad, o tal vez investigando el entorno en busca de detalles sin importancia, lo que probablemente me retrasaría aún más. Era mejor simplemente quedarme donde estaba y evitar complicarme.

Durante esos minutos, aproveché para revisar el teléfono que nos habían entregado. Aunque no me resultó muy difícil manipularlo, ya que había visto varios videos que explicaban su uso, tampoco era mi primera vez interactuando con un dispositivo móvil. 

Finalmente, cuando el reloj marcó que quedaban solo unos minutos para el inicio de la clase, decidió salir del baño. Antes de salir, me aseguraré de lavarme las manos, más por costumbre que por necesidad real.

Al salir del baño, me encontré con una chica que caminaba por el pasillo. Su largo cabello negro, atado en una fina cola, caía en cascada por su espalda, y su expresión reflejaba algo de ansiedad. Recordaba haberla visto en la fila de la clase 1-A durante la ceremonia, y me había llamado la atención que no formaba parte del grupo de chicas que se habían reunido entre ellas.

A simple vista, me di cuenta de que se había perdido de alguna forma en tan poco tiempo. Ella estaba mirando frenéticamente a su alrededor, como si intentara ubicarse, pero lamentablemente todos sus esfuerzos fueron en vano. Incluso desde la distancia podía sentir como su ansiedad crecía con cada momento que pasaba.

"Seguro que si nadie la ayuda, va a llegar tarde..." , pensé, observando la situación con algo de desapego. No era normal en mi querer involucrarme con otras personas innecesariamente; Me gustaba mantener mi distancia. Sin embargo, no me afectaba negativamente ayudarla, pero podría ganar algo con esto.

"Hola, disculpa si te molesto, pero... ¿te puedo ayudar? Pareces perdida." Dije, esbozando una pequeña sonrisa para hacer que mi intervención fuera menos intrusiva. Aunque, honestamente, me costaba un poco manipular mi expresión facial de esa manera.

Ella me miró, un poco sorprendida, antes de hablar, mientras se frotaba levemente el brazo, como si tratara de calmarse.

"Er... s-si, estoy buscando mi salón. Es mi primer día." su voz era suave y un tanto vacilante, como si fuera una persona que no se sentía del todo cómoda con la situación.

''Oh, te puedo ayudar con eso, yo también soy de primer año y los salones están bastante cerca, así que no tengo problema con ayudarte''

''¿Estás seguro?, podrías llegar tarde'' parecía una persona calmada y considerada con los demás, pero era demasiado tímida

''Como te dije, tu salón está en la misma dirección que el mío, así que simplemente puedes seguirme. Si te sientes incómodo con mi presencia, no dudes en decirlo, pero no te preocupes, no es ningún problema''

Ella se quedó un momento en silencio, con una leve inclinación de cabeza, y luego sacudió sus manos en un gesto que dejaba claro que no le molestaba en absoluto.

''N-no, no tengo problema contigo, solo que... estás siendo demasiado considerado conmigo'' dijo, mientras se sonrojaba levemente, como si no estuviera acostumbrada a que alguien le ofreciera su ayuda sin ninguna razón aparente.

''Bueno, mejor hay que continuar con el recorrido ya que a este paso vamos a llegar tarde'' dije, comenzando a caminar mientras ella me seguía a una distancia prudente. No quería que nuestro trayecto fuera incómodo, así que decidí iniciar una pequeña conversación para romper el hielo.

''Y... ¿Cómo te llamas?'' dije mientras la miraba de reojo, sin querer hacerla sentir presionada.

''Mi nombre es Yamamura Miki, soy de la clase 1-A''

Yo solo me limité a asentir la cabeza, procesando la información.

''Bueno, yo soy Ayanokouji Kiyotaka, de la clase C'' dije con tranquilidad, mientras nos acercábamos a la puerta de la clase 1-A.

Al llegar, me detuve y me volví hacia ella con una ligera sonrisa, intentando ser lo más amable posible, no quisiera llevarme mal mi primer conocido de otra clase .

''Espero volver a hablar contigo'' comenté, y sin esperar mucho más, me di la vuelta y empecé a caminar hacia mi propia clase, que estaba solo unos minutos de comenzar.

Mientras caminaba por el pasillo, me sorprendí cómo un pequeño gesto de amabilidad, como ofrecer ayuda a alguien perdido, podía generar una sensación tan rara en mí. No estaba acostumbrado a este tipo de interacciones, pero no me sentía incómodo, solo... un poco más consciente de la presencia de los demás.

Esa chica fue la primera persona con la que habló en esta escuela. No soy de los que creen en cosas como el destino, pero debo admitir que, en ese momento, sentí que era una persona con la que no me importaría volver a encontrarme. Quizás nuestras vidas se cruzaron por casualidad, pero eso no me molestaría. Ahora, solo tenía que esperar el momento en el que nuestros caminos se volvieran a cruzar.

Sin prisa, me dirigí al salón de clases, avanzando a paso lento. Sin embargo, no pude evitar sentirme incómodo al notar la cantidad de cámaras de seguridad estratégicamente colocadas en los pasillos, asegurándose de que no hubiera casi ningún punto ciego. La sensación de ser observado constantemente no era algo nuevo para mí, pero siempre era incomodo no poder actuar como yo quisiera .

Cuando llegué frente a la puerta de la clase C de primer año, me encontré con que el profesor llegaba al mismo tiempo que yo. Era como si hubiera cronometrado perfectamente el momento de su entrada para coincidir con la mía. Si alguien me interrogará al respecto, preferiría no dar declaraciones. 

Por buena suerte ingresé unos segundos antes que el profesor, encontrándome que el único que faltaba era yo, pero no era algo importante ya que rápidamente perderían la atención en mi por la llegada del profesor.

Con esa certeza en mente, me dirigí a mi asiento, que estaba al lado de la ventana. A decir verdad, no podía evitar pensar que había tenido suerte al conseguir ese lugar. Era un sitio privilegiado, con una vista hacia el exterior que, aunque no era nada espectacular, me permitiría desconectarme un poco durante las clases y observar el mundo exterior mientras me sumergía en la monotonía de la enseñanza.

En cuanto me sentí, apareció el profesor, como si todo estuviera perfectamente coordinado. En realidad, tenía la sensación de que el timing había sido más que casual. Él no se detuvo ni un segundo, y sin dirigirnos la mirada, comenzó a colocar sus pertenencias sobre su escritorio y colgó su bolso en la silla frente a él, como si fuera parte de una rutina cuidadosamente ensayada.

Una vez que terminó con esos pequeños preparativos, se puso de pie frente a la clase, observándonos con una expresión severa. Su presencia parecía imponente, y el ambiente en el aula cambió de inmediato. Todo el murmullo y los susurros que antes llenaban el aire se desvanecieron, como si el profesor tuviera el poder de silenciar a todos con solo estar allí. Los estudiantes se acomodaron en sus asientos, y un silencio sepulcral invadió la habitación.

''Buenos días, estudiantes. Soy su profesor asignado durante su estancia en esta escuela. Mi nombre es Kazuma Sakagami, y será el encargado de enseñarles literatura. Como los tutores no cambian de año, estará a cargo de esta clase durante los próximos tres años. Ahora les entregaré su identificación de estudiante, que deberán vincular con sus teléfonos, junto con la guía de estudiantes.'' dijo mientras pasaba por el sitio de cada uno dándole a cada una su tarjeta establecida. Su tono firme y autoritario dejando claro que no estaba dispuesto a tolerar distracciones.

Mientras hablaba, Sakagami comenzó a recorrer el aula, entregando a cada estudiante su tarjeta de identificación y la guía. Mi mirada siguió su recorrido, observando cómo los demás recibían su material con silencio, sin atreverse a interrumpir. El ambiente en el aula había cambiado por completo; No había espacio para tonterías ni distracciones.

Cuando llegó mi turno, tomé mi tarjeta de identificación y la guía con una expresión neutra. Inmediatamente comenzó a hojear la guía con rapidez. Al llegar a la primera página, noté que el contenido era casi idéntico a lo que me habían entregado el día en que fui aceptado en la escuela. Era evidente que se trataba de una simple copia de aquella documentación, aunque decidí que lo leería más detenidamente más tarde, cuando tuviera más tiempo. No quería pasar por alto ningún detalle que pudiera ser importante.

Cuando Sakagami terminó de entregar los materiales a los demás y volvió al frente del salón, donde se detuvo por un momento, asegurándose de que todos estuviéramos prestando atención. Ya no tenía la misma expresión seria de antes; su rostro ahora reflejaba una concentración más profunda, como si estuviera a punto de decir algo importante.

''Bien, ahora que todos tienen sus artículos, procederé a explicarles las reglas de la escuela. Primero, está estrictamente prohibido tener contacto con el exterior. Por lo tanto, todos ustedes deberán vivir en el dormitorio que la escuela les proporcionará. Pero no se preocupen, ya que la escuela cuenta con una amplia variedad de instalaciones, como centros comerciales, teatros, karaokes, entre otros.''

Al escuchar esto, varios de mis compañeros parecieron emocionarse. Algunos se miraron entre ellos, como si hubieran encontrado una especie de libertad en las palabras del profesor. Sus rostros se iluminaron, probablemente por la promesa de tantas opciones de entretenimiento a su disposición.

Por mi parte, no podía evitar sentirme un poco escéptico. Sabía que lo que nos estaba diciendo no era nada que no se nos hubiera aclarado previamente.

De repente, el profesor dejó de hablar con su tono relajado y su expresión se tornó mucho más seria. Fue como si el aire en el salón se volvía más denso, y todos los estudiantes, que antes estaban emocionados, se quedaron en silencio, guardando lo que decía a continuación. Algo en su presencia transmitía que esto era serio.

' Parece que estamos por empezar '

"En segundo lugar", continuó, "les debo aclarar que esta escuela utiliza un sistema de puntos para comprar cualquier cosa. Estos puntos se llaman puntos privados, y su método de pago es muy similar al de una tarjeta de crédito. Todo lo que deben hacer es pasar la tarjeta por un escáner y se les descontará la cantidad establecida. El depósito de puntos se realiza automáticamente el primer día de cada mes, y todos ustedes deberían haber recibido 100,000 puntos privados este mes, lo que equivale a 100,000 yenes."

Al oír esto, una ola de emoción recorrió el aula. Los murmullos aumentaron, y vi a muchos de mis compañeros sonriendo, claramente satisfechos con la cantidad que les estaban otorgando. Algunos se miraban entre sí, como si se sintieran afortunados por esa gran cantidad de dinero al alcance de sus manos. Era como si el simple hecho de tener esos puntos representara un acceso directo a todo lo que deseaban.

Sin embargo, al observar la reacción de mi compañera de asiento, noté como parecía estar analizando cada palabra de Sakagami, intentando buscar la pieza que faltaba en el extraño rompecabezas que nos había presentado la escuela.

¿Si me preguntaron a mi?, tendría que decir que me sentí algo decepcionado, y no solo porque el escribió el guion era demasiado malo, sino que me parecía una cantidad demasiado baja, supongo que tendré que usar algunos métodos para obtener más de esos puntos privados.

Tras unos minutos de murmullos y risas entre los estudiantes, el profesor retomó la palabra, su tono ahora cargado de una seriedad aún mayor.

"¿Sorprendidos por la cantidad que se les ha dado?" preguntó, observando a los estudiantes con una mirada penetrante. "Esta escuela evalúa constantemente los talentos de sus alumnos. Todos ustedes han aprobado el examen de ingreso, lo que demuestra su potencial y valor. Si no saben qué hacer con los puntos, pueden transferirlos a otros compañeros. Sin embargo, está absolutamente prohibido extorsionar o manipular a los demás estudiantes. La escuela monitorea de cerca cualquier intento de intimidación o acoso."

Una ola de murmullos recorrió la sala al escuchar esta advertencia. Algunos estudiantes parecían un poco inquietos, como si ya estuvieran considerando formas de aprovechar el sistema. Sin embargo, el mensaje de Sakagami era claro y tácito: todo debía hacerse dentro de los límites establecidos . Esa restricción no hacía más que despertar nuevas ideas en mi mente.

'Esto lo complica un poco', pensé con una ligera mueca interna. 'Aunque si la escuela no se entera, no habrá problema.' La idea de obtener más puntos no se disipó de inmediato. Al contrario, se consolidó, aunque sabía que tendría que ser más astuto al respecto, jugar con más cautela para evitar cualquier tipo de atención indeseada. Siempre habría una manera de sortear las reglas, si uno era lo suficientemente cuidadoso.

En medio del bullicio, me senté en mi pupitre y dejé que el cansancio del día me envolviera. Recosté mi cabeza sobre la mesa sin ningún reparo, permitiendo que mi cabello cubriera mis ojos y me ocultara del mundo por un momento. Observaba el ambiente sin prestar demasiada atención a las conversaciones que se formaban a mi alrededor. Estaba más interesado en pensar en las posibilidades que el sistema de puntos ofrece y cómo podría sacar provecho.

Sakagami, al parecer, se dio cuenta de que su sermón había causado cierta expectación, y su mirada recorrió el salón con una anticipación apenas disimulada, esperando que alguien rompiera el silencio. Sin embargo, al no ver señales de que algún estudiante tuviera la intención de hacer una pregunta, su expresión comenzó a desmoronarse, como si la expectativa que había construido se desvaneciera en el aire.

''Bueno, como ninguno tiene ninguna pregunta, doy por terminada la clase'' 

Con ese comentario, comenzó a juntar sus pertenencias, a punto de retirarse, cuando de repente dos manos se alzaron al mismo tiempo, deteniéndolo. Sakagami se detuvo en seco, y una ligera sonrisa apareció en su rostro, como si hubiera anticipado que algo así podría suceder.

''Sakagami/sensei tengo una pregunta'' 

La persona que llamó al profesor por su nombre provenía de un chico de cabello largo y morado. Mientras que la otra voz pertenecía a mi compañera de asiento, Kirigiri Kyoko, quien desde el principio tuvo varias sospechas.

'' Vaya... parece que hay algunos estudiantes que sí tienen preguntas. Supongo que no tengo más remedio que quedarme un poco más " dijo, dejando escapar una ligera risa zorruna mientras se acomodaba nuevamente en su escritorio. Era como si hubiera logrado su cometido, ahora solo faltaba ver si cumplían sus expectativas.

La atención de todos en el salón se centró ahora en los dos estudiantes que habían decidido interrumpir la salida anticipada del profesor, y la atmósfera, que antes se había aligerado, se volvió a teñirse de expectación.


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